25.11.08

¿Vitorio o Lucchino?


Yo siempre preferí ser Vitorio, que creo que es el bajito, y parece un poco menos maricón, pero hoy en día uno no sabe a qué atenerse, y qué tipo de orgías homosexuales montará Lucchino. Por eso preferiría parecerme a Giorgio Armani, que dicen que tiene clase ese tío.

Este pensamiento en alto viene a cuento, aunque no lo parezca. A cuento del diseño del famoso maillot de ese utópico e invisible, pero palpable en su espíritu, club que llamamos Na. Bo. (Naturaleza y Botellines).
El asunto tiene su gracia, un grupo de gañanes, del que se puede decir que el que tiene más arte vistiendo es uno con poco pelo y afición por los jerseys rosas, se proponen diseñar una prenda de vestir. Quizá el tema no dé para argumento de una película, pero para un cortometraje seguro que sí.
Eludiendo posibles polémicas derivadas de la variedad de gustos de un grupo tan heterogéneo, lo que me llama la atención es precisamente eso, que cada cual tiene una visión diametralmente opuesta de cómo debería ser la estética que nos diferencie.
Nuestro grupo tiene personalidades chillonas, ardientes, con tendencia gay, exhibicionistas, discretas, retro, agresivas... Y aunque ahí precisamente está la gracia, conseguir un diseño que nos satisfaga a todos puede ser un imposible.

Una vez puesto el lector en antecedentes, voy a proponer la solución definitiva para el dilema:
nos haremos ciclistas naturistas; iremos en pelotas.
Ir desnudo en bici tiene multitud de desventajas, pero claro, nuestro problema es que no conseguiremos ponernos de acuerdo en cuanto a la equipación, así que nos tocará sufrir:
-El de los huevos colgando empezará a tener problemas de menisco por el golpeo de los susodichos.
-El de la espalda peluda seguramente también descuida la depilación frontal de su escultural cuerpo, por lo que podría ser capturado para comprobar que no es un pariente lejano del hombre de Atapuerca.
-El metrosexual del grupo no tendrá ese problema, pero se gastará un extra en crema hidratante porque, claro, abrá más piel a la vista...
-Habrá quien tenga que dejar la carpeta supervisora en casa, y lo que es más grave, ¿dónde llevará el cargamento de powergeles? Y aún peor, ¿se atreverá a abrirlos con la boca si descubre el bolsillo secreto?
-¿Qué ocurrirá cuando a nuestro compañero miope se le muevan las calas? ¿O llevará las llaves allen bajo siete vueltas de cinta americana en su tija-portabultos Thomson?
-¿Cómo podrán nuestros compañeros más hormonalmente cambiantes ocultar las reacciones que provoque la visión de alguna buena moza?

En fin, los inconvenientes son muchos, pero me lo estoy imaginando, y tendría su gracia...

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